martes, 21 de julio de 2015

El reino independiente


Ir a Santa Pola este año volverá a ser demasiado distinto.
A principios de los noventa primaba el bacalao. Los que resistimos a esa marea descubrimos un pequeño santuario de sueños guitarreros en una discoteca de Santa Pola, llamada Camelot. Esta última nochevieja, tras veinticinco años apostando por la música independiente (en ciertas fases a la vanguardia), cerró sus puertas para siempre. Volver a Santa Pola, por tanto, nunca será igual.
Aunque ya hacía muchos años que no prestaba servicios en el mítico reino, me sentí en la obligación de despedirme de él. Tengo entendido que su espacio lo ocupará un centro comercial. De hecho, estoy pensando que ahora siempre accederé y saldré por la entrada suicida del hotel Rocas Blancas, atravesando la carretera nacional. Será más peligroso. Pero menos triste.
En Camelot surgieron amigos, surgieron amores. Algunos todavía duran… En ese reino independiente se juntaba gran parte de las personas distintas de la comarca. Varias generaciones hemos defendido el castillo hasta el amanecer.
Por su música, por el ambiente amistoso que siempre impuso la clientela, porque estaba donde estaba, por las incontables sesiones en las que bailé hasta la extenuación, Camelot se convirtió para mí en un lugar especial, simbólico, de peregrinaje, e incluso de alguna forma en un pequeño rincón de libertad.
Para todos aquellos que compartimos tantas noches de goce en aquella discoteca, aquí va mi recuerdo y mi homenaje. ¡Salud!

PAP


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