Habla cinco o seis idiomas. Trabajó en Alemania durante más
de tres lustros. Allí estudian sus dos hijas universitarias, que le iluminan la
mirada con solo nombrarlas.
Tom no deja de sonreír mientras habla, incluso cuando cuenta
que abandonó su país con apenas diecisiete años, o que su empresa alemana cerró
y tuvo que volver a comenzar de cero, aquí, hace seis años.
Tom es nigeriano y habla catalán. (Le gusta Fela Kuti). Es
taxista en Barcelona. Y el día que me llevó a casa estaba feliz por poder
trabajar un domingo de madrugada, privilegio que debía a las fiestas de la Mercè.
PAP
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