Cuando yo nací, Nelson Mandela llevaba 11 años en prisión.
Le faltaban aún 16 años antes de que pudiera recuperar nuestra libertad.
Mientras yo iba conociendo el mundo en el que me tocó vivir,
este Segismundo negro simbolizaba los principales valores en los que me
enseñaron a creer: libertad, justicia e igualdad. Los representaba ex contrarii, pues no podía
disfrutarlos. El día que salió de la cárcel, toda la humanidad fue un poquito
mas libre y mejor.
Siempre habrá buenas y malas épocas, pero nosotros podremos
enorgullecernos de haber vivido en aquellos días en que la defensa de un solo
hombre provocó uno de los primeros síntomas de globalización, en el buen
sentido de la palabra y en la era anterior a internet.
Decía Mandela que la historia cometía el error de recordar y
ensalzar a unos pocos hombres, olvidando lo que aportaron otros muchos que
murieron en silencio. Porque todos somos historia. Y entre todos podemos
cambiarla, aunque unos pocos se empeñen en hacerla retroceder.
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