sábado, 4 de agosto de 2012

Muelles

Anoche fui agredido por un contenedor de basura.
Me aproximé a él con una mezcla de gracilidad felina y lentitud de vieja locomotora. Llegado al destino, empujé con el pie izquierdo la barra metálica que abre la conocida boca de tufos, mientras calculaba la parábola que debía describir la bolsa de basura para unirse a los demás desechos del vecindario.
El primer impulso resultó claramente insuficiente, pues la tapa apenas se abrió un par de palmos. Al dar la pedalada definitiva, que me abriría de par en par la tapa de mi presunto agresor, ya fuera por la superficie plana de mis zapatos, ya por la humedad del ambiente o simple torpeza, mi pie izquierdo se deslizó hacia el suelo, encajado entre el plástico y el metal que, impelido hacia arriba por su resorte de accionamiento, me asestó un golpe, casi mortal, en la cara interior de mi tobillo izquierdo.
Había en las inmediaciones varias decenas de testigos. Mi alarido, por tanto, fue mudo, aunque creo que la luna llena (o la luz de las farolas) hizo brillar las gotas de sudor frío que poblaron mis sienes.
Extraje el pie, empujé con más acierto, la bolsa ascendió con la parábola prevista y se sumó a sus congéneres. Di una calada profunda y, con un dolor inconmensurable, inicié mi regreso a casa, con paso lento como de subida al Calvario, aunque fingidamente seguro.
Transcurridos treinta punzantes metros, me permití cojear, no sin antes cerciorarme, disimuladamente, de que me hallaba fuera del alcance visual de mis espectadores. Un gato escuchó mi sordo ¡aarrgh! y ambos continuamos nuestro camino.
De momento, no se conocen otras víctimas en la zona. Imbuido del espíritu olímpico de estos días, sigo caminando. Pero poco.

PAP

Mamandurrias

Terminemos con las mamandurrias.
Una mamandurria es el sueldo que cobra la presidenta de la Comunidad de Madrid. Y los presidentes de como 12 o 14 comunidades autónomas más. Y todos los diputados de dichas comunidades. Pese a quien pese, y les pesa mucho, las nacionalidades históricas son Euskadi, Cataluña (y adyacentes) y Galicia. Una nacionalidad no es un reino ni un estado, sino una cultura, una lengua, un sentimiento de comunidad con el que uno vive y muere. El resto, se apuntaron a un carro que no necesitaban y que no nos podemos (y aún menos se pueden) permitir. Así, el café para todos se convierte en achicoria a discreción.
Mamandurrias son los ingresos de todos los directivos de entidades bancarias, y sus autoindemnizaciones, y sus pensionazas, logrados tras la extraordinaria labor de dejarlas arruinadas.
Mamandurrias reciben los expresidentes, exsenadores y exdiputados. Y los partidos políticos y los sindicatos.
Mamandurrias serán los sueldos de todos nuestros representantes en el Congreso y en Senado, si se nos gobierna desde Berlín, Bruselas, Moody’s o la Bolsa y sus familiares de riesgo.
Mamandurrias se las han llevado los mamalones que malgastaron el erario público construyendo aeropuertos desiertos cuando solo se tiene para levantar unas letrinas.
Mamandurria es el sueldo del mamacallos del ministro de economía.
Efectivamente, hay que acabar con todas esas mamandurrias. ¡Y que se jodan!

PAP