En Berlín los muros se han convertido en fósiles.
En Berlín las curvas son rectas. Y el tranvía se arrastra con elegancia y con la humanidad a cuestas.
En Berlín nació el Achtung Baby de U2.
En Berlín los recuerdos son eternos...
En Berlín estuve en Persia.
En Berlín se puede filmar una obra de teatro en un restaurante de salchichas.
En Berlín bailé salsa frente al Reichstag; escuché y vi dirigir a Baremboim en directo, junto a la puerta de Brandeburgo.
En Berlín cené en la terraza de una exquisita taberna japonesa por diecisiete euros (incluidas tres pintas de cerveza) al final, o al principio, de Oranienburgerstrasse.
En Berlín hay un garito que se llama White Trash Fast Food, donde uno puede comer bien y/o bailar la mejor música alternativa del momento.
En Berlín un taxi me llevó, a mi pesar, a 120 por hora por el centro de la ciudad, con el consiguiente riesgo de echar a perder la inversión realizada durante toda la noche.
En Berlín tampoco seguí a la mayoría.
En Berlín conocí a la mujer más bella del mundo. No tenía mucha conversación, pero, mientras estuve frente a ella, jamás me apartó la mirada... con su ojo bueno. Nefertiti, dicen que se llamaba. Y creo que yo también le gusté, porque aún tengo sus labios, como un imán, en la nevera de mi casa.
PAP
En Berlín me supo mal perder la compañia de dos compañeros de viaje.
ResponderEliminarGlòria