martes, 3 de noviembre de 2020

De gigantes

Han vuelto a hacerlo.

Como caído del cielo , el último discazo de Pearl Jam llegó al poco del primer confinamiento. De seguir así, esta banda se va a convertir en el mayor hito de la historia del rock de los últimos treinta años.

Más allá del sonido marca de la casa, PJ sigue deleitándonos, con letras profundas, mensajes que indagan en lo más humano del ser humano, bajo convicciones ecologistas, y donde no podía faltar alguna alusión crítica al bobo máximo del presidente americano de flequillo rubio.

Confinados, cada uno desde su casa, pese al patán de presidente que han padecido, al menos hasta hoy, nos regalaron otra obra de arte más. con la colaboración de Josh Klinghoffer (Red Hot Chilly Peppers) y la entrañable aparición de las niñas de Eddie (mientras canta el Eddie de sus chicas), bailando al son de "I Know the girls wanna dance".

El bailoteo de videntes que os brindo ("Dance to the clairvoyants") arranca con una regla de tres que se convierte en una suerte de silogismo metafísico (y demoledor) sobre el amor, tras una intro de batería, un bajo y un teclado subyugantes:

"Confusion is to commotion

what love is to art devotion"

La canción parece que va sobre la eterna dicotomía entre la realidad y el deseo en las relaciones amorosas. Y, tras una veraz descripción sobre las aspiraciones juveniles, termina con una inquietante advertencia, triste y tremendamente actual:

Aléjate de mí.

Cuando llegue el espíritu, el virus, la sinrazón, la irrealidad, la incomprensión, la ignorancia, la mentira, la incapacidad, la irresponsabilidad, la distorsión, la incompetencia...

"Stand back". Ya sabéis.

PAP



sábado, 4 de abril de 2020

El circo de los trileros

Un Estado no es democrático ni social porque lo ponga en un artículo encabezando su Constitución. Solo lo es si garantiza a sus ciudadanos servicios públicos de calidad.
Los responsables de la mutilación de nuestro país (que era nuestro, de todos, no solo suyo) son aquellos que abanderaron los recortes, hace ya una década, en todas las administraciones. Los que empujaron a nuestros investigadores y científicos a buscarse la vida en el extranjero.
Algunos intentamos desde el primer momento plantarnos, luchar contra ese descalabro. Entre estos, algunos funcionarios (no todos, ni siquiera la mayoría) hicimos huelgas y manifestaciones para reclamar que no se atentara contra el Estado social, para defender un país verdaderamente democrático que siguiera ofreciendo igualdad de oportunidades. ¿Dónde estaban entonces los palmeros, los castigadores de cacerolas? Confinados en sus madrigueras y calladitos, cual ratas antropomorfas. Incluso se nos intentaba denigrar por el hecho de manifestarnos, nosotros, los que cometíamos el delito de tener el “trabajo asegurado”. Pero ¿qué trabajo? ¿En qué condiciones? ¿Para ofrecer qué clase de servicio a nuestra sociedad, así, cercenados? ¿Cuántos interinos se quedaron entonces en la cuneta y a quién le ha tocado, durante todo este tiempo, hacer la imprescindible labor que desempeñaban?
Entonces llegaron las cortinas de humo para ocultar desfalcos, comisiones y choriceos varios... Unos se apresuraron a engordar las cuentas de los pobrecitos banquitos, otros a sacar sus banderuelas (y les siguieron las masas, como en Hamelin), y todos ellos se dedicaron a tergiversar los hechos, a manipular y engañar a la opinión pública. Birlibirloque de trileros.
Y nos dejaron este erial como legado. Si la tierra se maltrata, no produce frutos. Y de aquellos polvos...
Tanto las tropas napoleónicas como la Wehrmacht se encallaron en su día en el lodo...
Nosotros, ahora, no sé cuándo podremos volver a circular. Pero, cuando al fin lo logremos, no olvidaremos. No os perdonaremos, por mucho que os lavéis las manos.

Yo, desde mi casa, que es mi conciencia, os acuso.

PAP


domingo, 29 de marzo de 2020

Virus

Estamos enfermos.
Un virus recorre Europa, recorre el mundo. No distingue clases, ni edades, razas ni religiones. Es un virus transversal, que se transmite con suma facilidad.
Tiene como víctima a una población muy insensible, muy ignorante o muy poco leída (o con escasa comprensión lectora). O todo junto. Suele disfrazarse con banderas, bajo idiomas que se adquieren con dudosa competencia, con memoria histórica de pez y con las inquietudes intelectuales de una ameba.
Y no voy a criticar ahora a los gobiernos conservadores, a sus recortes en servicios públicos, ni a las sociedades que los votaron, que los votan, aunque tiendan a destruir todo lo bueno que los buenos consiguieron a través de muchas luchas. Aunque sí: pues ellos conservan, en amargo almíbar, el pensamiento retrógrado, falaz, clasista y egoísta que ha marcado, que sigue marcando, la historia de Europa del último siglo.
Hubo un enano con bigote que murió hace mucho. Pero sus descerebrados descendientes, su peñita, siguen más vivos que nunca. Ojalá podamos exterminarlos, con paciencia y buenas letras, con el tiempo.
Ojalá llegue ese tiempo a esta Europa, a este mundo, insolidarios. Aunque yo no llegue a verlo.

PAP