sábado, 16 de diciembre de 2017

Desde el lado oscuro


Queridos Leia y Han:
Kylo Ren no es malo: solo está pasando por una adolescencia difícil.
Si bien es cierto que va matando gente por ahí, él es, en el fondo, buen chico, un joven confundido que a veces se pone algo nervioso, sobre todo con su familia. ¿Y quién no?
Que tiene cierta facilidad para desenvainar el sable láser, hay que admitirlo. No obstante, ¿a quién no se le ha escapado algo alguna vez? Y además, cuando uno tiene un juguetito tan molón, digo yo que será para lucirlo, aunque sea de vez en cuando.
Sus compañeros de la escuela Jedi se metían con él porque, desde bien pequeño, le gustaba vestirse al estilo de su abuelito. Los niños pueden ser muy crueles, especialmente cuando no valoran el hecho de que el negro sienta tan bien…
Otro tema es el del pelo, que luce algo descuidado, lo cual es excusable, debido a su ajetreada agenda maléfica.
Y luego está lo de esas heridas que no le acaban de cicatrizar, como cualquier Jedi habrá podido experimentar en alguna ocasión. Pero tampoco podemos comparar el maquinón (de esas máquinas buenas de las de antes) que curó a su tío Luke treinta y tantos años atrás con un robot de bolsillo redondo, probablemente adquirido en alguna oferta de El Corte Galáctico y con periodo prefijado de obsolescencia.
Cabe destacar también que tiene cierta fijación en matar a sus maestros. Pero todo se cura con el tratamiento adecuado. Quizás convendría retirarle el comunicador sideral móvil para que deje de enviar mensajes incendiarios en el grupo de ¿Qué paissa en tu galaxia? que tiene con los Stormtroopers, los cuales, dicho sea de paso, le ríen todas las gracias, sobre todo cuando se pone en plan malote del espacio. Yo, lo de las máscaras, no se lo quitaría, de momento, pero podéis valorarlo y hacer lo que estiméis más oportuno.
En resumen: se porta mal, resulta impetuoso a menudo y está hecho un lío, porque se esfuerza mucho en ser supermalísimo y no le sale del todo, lo cual podría acabar resultándole frustrante al pobrecito Kylo, a pesar de que era algo esperable, puesto que es hijo de una Skywalker: nuestra princesa Carrie Fisher. Además, quisisteis marcarlo llamándolo Ben (Solo) como homenaje al viejo y honorable maestro Obi Wan Kenobi, para que el chiquillo os saliera bien bueno. Pero no tuvisteis en cuenta que a nadie le gusta que le obliguen a hacer una cosa, o a ser de una manera. Y que sus motivaciones han apuntado hacia otros derroteros. En su nueva empresa Imperial ha ido ascendiendo y acaba de adquirir una nueva nave más potente con la que se puede aniquilar muchísimo más. Debéis valorar, con un refuerzo positivo, su iniciativa y voluntad de mejora en su campo.
Vamos, que este chaval lo único que necesita es un poco de cariño. Alejándolo de sus amigotes y de las tan frecuentes tentaciones de alcanzar un poder absoluto en el Universo, igual conseguimos enderezarlo. Como maestro Jedi, soy optimista al respecto.
Y nada más. Que la fuerza os acompañe.

El último Jedi

PD: Cuentan los ancianos de un sistema solar muy muy lejano que este apócrifo documento fue hallado junto a una túnica vacía… Hasta siempre.

PAP