Uno, dos y
tres.
Ella es
verdaderamente de izquierdas porque ha estado allá en el sur y ha tenido
campesinos entre sus brazos.
Me dijo:
–Puedo
contarte historias que podrían hacerte llorar, ¿y tú?
–Yo también
–contesté–. Puedo contarte una historia que te hará llorar.
Y ella
suspiró:
–¡Ah!
Yo le dije:
–Quiero ser
un cantante como Lou Reed.
–Me gusta
Lou Reed –me dijo clavándome la lengua en la oreja.
–Venga,
vamos a sentarnos y hablemos. La política va tan bien con cerveza… Y mientras
estamos en ello, cariño, ¿por qué no me cuentas uno de tus mayores miedos?
–Perder el
pene con una puta enferma –dije–. No, es broma. Perder mi vida por una puta
enferma.
–¿Perdón?
–dijo ella.
–Perder mi
vida por una puta enferma –le dije–. Por favor… Soy un tipo normal con un deseo
sano. No me pegues ninguna mierda porque…
HE ESTADO
CANSADO
Cuento la
historia de una chica, pero yo la llamo mujer. Es un poco mayor que yo, piernas
fuertes, cara fuerte, voz como la leche, pechos como un racimo de uvas. No
puedo escapar de sus maneras de hacer que me empalme. Ella te hará sentir como
Salomón. Te hace preocuparte por los niños, aunque no tengas ninguno.
(Y mientras
estamos en ello, cariño, ¿por qué no me cuentas uno de tus mayores miedos?)
Me quitó el
sueño después de dejarme las lumbares ardiendo. Pero no pasa nada, porque…
HE ESTADO CANSADO
Verdaderamente cansado.
Verdaderamente cansado.
“I’ve been tired”
GLOSA: La
canción relata un
encuentro entre un hombre y una mujer.
Aunque el
sur de Estados Unidos es tradicionalmente de derechas, la ironía alcanza también a cierto aire de
superioridad de los yankees frente a los sureños; además su argumentación parece revelar que ella es algo ‘fresca’.
¿A qué viene contar una historia que provoque el llanto a un desconocido? ¿Sucede eso en los encuentros amorosos de pago? La historia triste parece consistir en que el protagonista masculino quiere ser cantante, pero no como Julio Iglesias o George Michael, sino como Lou Reed, un cantante que haría huir al 99.99% del público femenil. Y sin embargo, ella lo invita a sentarse y charlar. Deducimos por tanto que se trata de una prostituta, que le habría hecho la misma invitación aunque él hubiera hablado de Eskorbuto o los Mojinos Escozíos.
¿A qué viene contar una historia que provoque el llanto a un desconocido? ¿Sucede eso en los encuentros amorosos de pago? La historia triste parece consistir en que el protagonista masculino quiere ser cantante, pero no como Julio Iglesias o George Michael, sino como Lou Reed, un cantante que haría huir al 99.99% del público femenil. Y sin embargo, ella lo invita a sentarse y charlar. Deducimos por tanto que se trata de una prostituta, que le habría hecho la misma invitación aunque él hubiera hablado de Eskorbuto o los Mojinos Escozíos.
Y luego
viene lo del secreto, los miedos inconfesables… ¿A perder el pene? ¿A contraer
alguna enfermedad venérea? A
morir, sin duda. El “¿perdón?” puede deberse a que ella no le estaba escuchando, o a
que se hace la indignada.
Y el
cansancio, gran enemigo de la pareja y del coito. ¿Procede aquel del propio
coito? ¿O de su vida, su trabajo? ¿Es una consecuencia de alguna enfermedad? ¿O
se cansó del sexo en el pasado?
Y por último
llega la referencia a Salomón y el Cantar
de los Cantares, quizás el pasaje mas bello de la Biblia, mezclado con la alusión a unos hijos que quizás no tenga ni llegue a tener.
Sexo, religión,
música, agotamiento: un cóctel místico y vulgar propio del mejor punkrock de la
historia. Herederos de la poesía beat,
practicantes del surrealismo, nietos de un expresionismo posmoderno, los
Pixies vienen al Primavera Sound. Y, esta vez sí, los veré en directo (toma
prolepsis). No sabía cómo decirlo, pero es que he estado cansado...