El documental PJ20
repasa los 20 años de carrera de Pearl Jam, que muy pronto publicará su décimo
trabajo de estudio.
La génesis de esta banda se debió a Ament y Gossard. De
las sucesivas disoluciones de sus primeros grupos surgieron otros como
Mudhoney, pero aquellos tomaron un rumbo distinto con Mother Love Bone. Y cuando
parecía que el proyecto había cobrado forma definitiva, su cantante Andrew Wood
falleció por sobredosis de heroína semanas antes del lanzamiento del primer
álbum del grupo. A él le dedicarían el interesante disco Temple Of The Dog, en colaboración con su amigo común Chris
Cornell, de Soundgarden.
Sin las cosas demasiado claras, comenzaron a buscar un
batería. Sin embargo, Jack Irons, que había estado en Red Hot Chili Peppers, les
encontró un cantante. Y así llegó a Seattle el californiano Eddie Vedder, la
voz más profunda y mejor modulada del rock contemporáneo. Stone Gossard es el
responsable de numerosos riffs imborrables.
Mike McCready, un virtuoso a quien nadie había hecho caso y que estuvo a punto
de dejar de tocar, se encargó de las virguerías en los punteos. Jeff Ament
sería el bajo que no es mero comparsa, sino imprescindible batuta. En pocos
meses tenían terminado Ten. Había
nacido Pearl Jam.
Visto en perspectiva, sorprende que hace más de veinte
años estos muchachos dieran con una madurísima propuesta musical, mezcla de acertadas
melodías, ritmos desenfrenados y mensajes coherentes, confirmando la vieja
teoría del puer senex. Pero que nadie
se lleve a engaño, no se trataba de verdades reveladas, sino de realidades
vividas, como las relatadas en “Alive”.
El reino animal ha ocupado un interesante espacio en sus
fábulas y églogas postindustriales (“Rats”, “Animal”, “Red Mosquito” o “Bugs”).
Las canciones metafísicas también tienen un lugar importante en su producción:
“Dissident”, “Sometimes”, “Who You Are”, “Do The Evolution”, “Just
Breathe”. “Present Tense” es una
actualización del carpe diem. Hay
temas de liberación, como “Release”, “Not For You”, “Rearviewmirror”, e inyecciones
revitalizantes como “Spin The Black Circle”, “Habit”, “Lukin” o “Got Some”. “Come
Back” y “The Fixer” son ventanas abiertas a la esperanza, aunque en su extensa
producción predomina un lírico resquebrajamiento, que encontramos en “Black”, “Betterman”,
“Corduroy”…
“Corduroy”, de hecho, puede ser una de esas canciones que
quintaesencian la manera de hacer y de decir de Pearl Jam. ¿Trata sobre las consecuencias
del éxito buscado? ¿Sobre la tiranía de la fama? ¿Cuál es el alcance fatal de
esa soledad última y circular? ¿Cuál el camino de las alimañas? Sin duda, debe
ser uno muy distinto al de los animales de corral. Quizás sea esa senda de libre
improvisación en la que uno se va adaptando a las circunstancias y escoge su
destino… y vive las experiencias que tatúan nuestra mirada para siempre… y las recuerda
con el brillo opaco de las perlas.
PAP